Jane Austen es de esas lectoras obligatorias que tienes que leer alguna vez en la vida, o al menos darle una oportunidad. Cuando salió la colección tan bonita de RBA vi mi oportunidad para formar parte de este grupo de personas que la han leído, y a pesar de que su libro llevaba más de un año en mi estantería, este fue el mejor momento para ponerme a leerlo. No sé si han sido las expectativas tan altas que tenía, pero creo que Orgullo y Prejuicio no se mete en mi top 10 de lecturas. Pero ojo, no estoy diciendo que sea un mal libro, todo lo contrario, a mí me ha gustado, pero creo que no lo he disfrutado tanto como me esperaba.

La llegada de Mr. Darcy pone la vida de la familia Bennet patas arribas y no es para menos, su sentido del humor tan arrogante no pasa desapercibido, y es lo que más llama la atención a Elizabeth Bennet. Sin duda estamos ante un libro totalmente del siglo XIX, el ambiente que lo rodea, los bailes, ese amor que es casi imposible... La esencia está en todo momento y al final es lo que acaba cautivando al lector. La forma de escribir de Jane Austen es tan sutil, tan bella, que hace que te metas de lleno en la historia. 

La literatura universal se está metiendo de lleno en pleno Romanticismo y las dudas existenciales son lo que mueven a los personajes. Y nuestra Lizzy está llena de dudas. Pero la esencia de este libro está en ese romanticismo que palpita desde la primera mirada entre Mr. Darcy y Lizzy, eso es lo que convierte a Jane Austen en una de las mejores escritoras del siglo XIX.  

La trama me ha resultado espesa, sobre todo porque no entendía cuál era el motor de los personajes, sentía que no tenían motivación alguna y que en todo momento se conformaban con lo que les pasaba -resalto que esta es mi simple opinión-. A pesar de que la historia de Austen no me haya convencido del todo, me ha gustado tanto su forma de escribir que estoy deseando leer más libros suyos. Sin duda era una de mis clásicos pendientes y me encantaría poder conocerla aun más. 

Entre las altas expectativas y el personaje de Mr. Darcy o la inocencia de Lizzy no fueron factores que hayan jugado a mi favor a la hora de puntuar este libro. De todas formas, se merece todo el reconocimiento que tiene esta obra como uno de los grandes clásicos, porque lo es.