Cuando nos imaginamos a un copista medieval, en nuestra mente aparece automáticamente la imagen de un monje con una larga túnica marrón oscura, calvo, con la espalda un poco encorvada de pasarse tantas horas en el scriptorium y de una edad avanzada. No obstante, son pocos los que conocen la historia de más de 170 mujeres copistas, entre las cuales, una de ellas llegó a regentar una biblioteca con más de 500.000 libros.
Junto a Hasdai ibn Shaprut, fue la impulsora de la Biblioteca Real de Medina Azahara, donde se encargaba de copiar, traducir y escribir los manuscritos. El califa era un gran defensor de la cultura, de ahí a que se llegase a documentar la existencia de más de 170 mujeres letradas, en las que también cabe destacar a Fátima, otra secretaria del califa. Sin embargo, el conocimiento parece que asustaba a Almanzor, quien mandó prender fuego a todos los libros que tratasen sobre filosofía, astronomía u otros temas contrarios a la religión.
Lo que sorprende de todo esto es la completa omisión por parte de historiadores o bibliotecólogos acerca de esta figura. Cuando comenzaron mis estudios sobre biblioteconomía, en historia del libro y bibliotecas, en ningún momento se había mencionado su figura o la importancia que tuvo durante su califato. La Biblioteca Real de Córdoba fue una de las más importantes del siglo X y apenas se hace alusión a su bibliotecaria. Hasta ahora, apenas hay constancia de mujeres copistas medievales, lo que para las que estudiamos este campo nos deja sin referentes. ¿Por qué hay esa manía a omitir grandes figuras de la historia, y sobre todo, si son mujeres? Y aun teniendo en cuenta que no solo hay que destacar a una única mujer, sino a 170. ¿Cómo es que he tardado tanto en encontrar un referente femenino en el campo al que me quiero dedicar?
Es cierto que en el siglo pasado se dio entrada al mundillo a grandes archiveras o bibliotecarias como María Moliner, Ángela García Rives o Carmen Caamaño Díaz. Sin embargo, seguramente haya muchas bibliotecarias anteriores que nunca hayan trascendido a la historia. La historia con perspectiva de género es una de esas materias en las que se necesita investigación y que debería estar más presente en todas las aulas. Muchas niñas pequeñas no se imaginan alcanzar ciertos puestos de las sociedad porque los únicos referentes que conocen son masculinos. No digo que esto esté bien ni mal, pero el techo de cristal está patente desde la infancia y parece que los altos cargos, ya seas una presidenta o una directora bibliotecaria, siempre están ilustrados por hombres.
Este tipo de investigaciones y divulgaciones son importantes para que en el futuro todas tengamos un referente femenino al que agarrarnos y que la historia no esté solo contada o relegada a referentes masculinos. Se necesitan más Lubnas y menos monjes encorvados.
Fuentes:
Observatorio de Islamofobia (2017): http://www.observatorioislamofobia.org/2017/10/13/mujeres-musulmanas-importantes-la-historia/´
Bartolomé, Pilar. El día de Córdoba (2017): https://www.eldiadecordoba.es/cordoba/alma-biblioteca-Medina-Azahara_0_1108389246.html